PROGRAMA MUNICIPAL DE HUERTOS
URBANOS COMUNITARIOS
1. Presenta la buena práctica
que hayas elegido.
El Programa Municipal de
Huertos Urbanos Comunitarios, es un proyecto coordinado por el Área de Medio
Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, ha sido diseñado con la
participación de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales y la Red de
huertos Urbanos de Madrid. Su objetivo es apoyar las iniciativas ciudadanas
para desarrollar proyectos comunitarios de agricultura urbana sostenible,
siguiendo las premisas de la agroecología.
El programa está dirigido a asociaciones sin ánimo de lucro
inscritas en el Registro de Entidades Ciudadanas del Ayuntamiento de Madrid; es
decir, su destinatario final es toda la ciudadanía. Se desarrolla a través de
la cesión gratuita por procedimiento de libre concurrencia de parcelas
municipales, preferentemente con calificación de Zona Verde, previamente
acondicionadas para su uso como huerto urbano por el Ayuntamiento.
La asociación que desee desarrollar un proyecto de huerto urbano
comunitario debe, en un primer paso, comunicar su interés a la Junta Municipal
de Distrito correspondiente. Para ello debe presentar una instancia general en
el Registro de su Distrito, indicando la parcela o zona en que desearía
desarrollar el proyecto. Dicha asociación pasa a ser la gestora del huerto; es
decir, es la que establece los criterios de participación. No obstante, debe
permitir el libre acceso a las instalaciones del huerto cuando exista actividad
en el mismo, y la participación de cualquier persona interesada en las
actividades abierta que organicen.
2. Analiza el ámbito o ámbitos
en el que actúa esa buena práctica.
El huerto urbano constituye
una oportunidad de formar un espacio verde de calidad, mediante un paisaje en
permanente cambio, de elevada complejidad visual, con valores culturales y
sociales que se manifiestan especialmente en los espacios de transición entre
el tejido urbano y los sistemas naturales, en particular en los que se sitúan
en zonas periurbanas ya que contienen elementos comunes a los dos sistemas, que
posibilitan una gradación paisajística de calidad.
Los huertos urbanos como ejemplos de sostenibilidad ciudadana
nacieron en los años 60 vinculados al ecologismo y los movimientos que
reivindicaban un mundo más natural, justo y solidario. Grupos como las Green
Guerrillas estadounidenses fueron pioneros en transformar la agricultura
doméstica en una vía para la autogestión, la inclusión social y la vida
comunitaria.
Desde entonces, los huertos
urbanos son mucho más que cultivos de ciudad. Estas parcelas se han convertido
en lugares para el ocio, la desconexión, la educación medioambiental y el
desarrollo de terapias en entornos naturales. Hoy es habitual que muchos ciudadanos
participen activamente en huertos urbanos privados o comunitarios, e incluso
que los ayuntamientos los contemplen dentro de sus planes urbanísticos
sostenibles.
3. Comenta, si los conoces, el
impacto y resultados que ha tenido o tiene esa buena práctica. Si desconoces
esa información, comenta entonces el impacto y resultados que consideras que
podría tener.
Desde 2005 se observa una tendencia creciente en la fundación de
huertos urbanos, en los que sus participantes, con una media de 38 años, se
involucran principalmente por nostalgia del contacto con la naturaleza, ocio y
promoción de las relaciones personales.
Estos huertos presentan
problemas en el manejo y la producción, asociados principalmente a la
inestabilidad del establecimiento de muchos de ellos (en el 70% de los casos el
suelo no está cedido a la entidad promotora) como las dificultades para el
riego.
Económicamente, el gasto que
supone a la entidad es de unos 558 euros de media, si bien este dado es muy
variable según el huerto. No reciben subvención en el 60% de los casos por lo
que realizan numerosas actividades para autofinanciarse. Los hortelanos
invierten en el huerto una media de 259 euros, percibiendo este gasto como bajo
y el dinero como bien invertido aunque no consiguen un ahorro económico con la
producción obtenida del huerto. La mayor
parte de las especies cultivadas son verduras y hortalizas (principalmente el
tomate, pimiento, lechuga y ajo).
La superficie del huerto, la distancia
de éste a la casa de los hortelanos y en menor medida el número de actividades
que realiza la entidad promotora además del huerto están relacionadas con la
riqueza tanto de especies como de cultivares. En cambio, el número de personas
de cada género y el tiempo que llevan cultivando ese huerto son independientes
de las riquezas.
Los participantes intercambian semillas con otros hortelanos
cercanos, amigos, bancos de semillas y a través de foros de internet, por lo
que las redes de intercambio son muy abiertas y complejas.
En las entidades en las que el
huerto no constituye la principal actividad, únicamente se involucran en el
huerto la mitad de sus participantes activos, pese a que los que sí lo hacen se
muestran muy satisfechos con él y acuden a todas las reuniones con bastante
frecuencia. La participación ciudadana necesita constante retroalimentación
positiva para superar las barreras de participación.
Los participantes en estos
huertos perciben como necesaria una mayor formación e investigan a través de
libros e internet, pero no llevan más de una media de 4 años cultivando ese
huerto y sólo un 22% de ellos ha cultivado desde su infancia.
El número de mujeres
implicadas en los huertos es ligeramente superior al de hombres.
5. Bibliografía
www.iberdrola.com/compromiso-social/que-es-un-huerto-urbano
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